NOTACIÓN

La carrera del director Darren Aronfsky es fácil de seguir, hasta el momento ha dirigido cinco películas ( Pi: fe en el caos, Reqiem por un sueño, La Fuente de la vida, El Luchador y Cisne negro ) Tiene  además dos proyectos en camino: la secuela de Wolverine (2011) (el X-men Lobezno, o Guepardo, según el lado del charco) y Machine Man (2012). Cisne Negro (Blacck Swan, 2010) podría ser su mejor película hasta el momento, aunque yo le voy a Requiem por un sueño . Un thriller psicológico ambientado en el mundo del ballet clásico. Todos los personajes y la trama forman parte de los  clichés cinematográficos  sobre el mundillo del ballet, que también se aplican al detrás de las cámaras del mundo de la moda y al inframundo de Hollywood: envidias, intrigas, zancadillas, arribismos y divas al borde de la locura. Todo muy  kitsch,  pero buen  kitsch  a pesar de todo. El arte de la cita  Aronofsky nos mete en el escenario psíquico de Nina, una tímida e introvertida bailarina que aspir

Porqué no me gustó Resident Evil 4: Ultratumba. El guión parece que fue redactado por una pequeña horda de zombis en avanzado estado de descomposición cerebral. Posiblemente el productor de la película es el mismo que vemos en la historia: el que se roba el avión para convertirse en el Igor del clon zombi de los agentes de Matrix. La historia parece una de esas miniseries que uno atrapa por casualidad haciendo zapping en cable: empieza desde un “escenas del capítulo anterior” y termina en un “continuará” que no nos interesa mucho seguir. Parece una presentación de videojuegos de dos horas de duración, pero sin el juego. Disfruté las escenas de acción, todo un reciclaje de Matrix Reloaded y de Ultraviolet y con la calidad de guión de ambas: categoría M de Mierda. La película está llena de tropezones y anticlimax. El héroe latino no aguanta ni media hora antes de que lo eliminen, igual con la chica nadadora, que no nada nada antes de que se la coman. ¿Y para qué carajo ponen a un

Crítica de la crítica.* Por Juan Nuño. Infinito el juego de las sinécdoques: los idiomas se desarrollan a través de variaciones semánticas. No siempre para mejorar. Si en la Edad  Media las «suposiciones» aludieron a unas de las complejas y sutiles teorías del metalenguaje, hoy en cambio una suposición es tan vulgar que suele limitarse al ámbito de la policía judicial. Con «crisis» y su rica familia («criterio», «crítica») ha ocurrido otro tanto. Para entenderlo, en esta época retro y desconcertada, se impone, en efecto, «volver a Grecia». *** De un significado sartriano avant le temps , «crisis» ha pasado a señalar una de las consecuencias de aquella acepción primigenia. Fue propiamente “decisión”, “elección” y más bien la obligación de hacerlo, el hecho de tener que tomar una decisión.  Por eso quizá, los hombres, asustados ante la responsabilidad de sus acciones (siempre la anacrónica lectura sartriana al fondo: miedo a la libertad, mala fe de la conciencia), dieron en llamar «cr