CHISTES ZEN
El monje budista va a comprar un perrocaliente.
Pide "Uno con todo" y entonces alcanza la iluminación...
Fin del chiste zen.
Chiste Zen 2
Un hombre decide convertirse en un monje Zen, así que se va a Japón y pide entrar a un templo.En el monasterio el abad le dice que deberá obedecer todas las reglas sin preguntar y que cada 10 años se le permitirá decir sólo dos palabras.
10 años más tarde el joven monje es llamado por el abad, que le permite decir sus dos palabras.
El monje dice:
-Mala comida.
Pasan otros 10 años y el monje le dice al abad sus siguientes dos palabras:
-No calor.
Una década más tarde el monje se levanta y dice:
-Me largo.
Entonces comienza a salir del templo. Uno de los monjes alza la mano para llamarlo, pero el abad lo detiene y le dice:
-Deja que se vaya, en los últimos treinta años no ha hecho más que quejarse.
Chiste Zen 3
El monje zen del primer chiste va a comprar otro perrocaliente y vuelve a pedirlo "con todo"
El vendedor le entrega la comida y el monje le paga con un billete de cien. El vendedor guarda el billete.
El monje zen pregunta:
-¿Dónde está mi cambio?
El vendedor contesta:
-El cambio debe venir de tu interior.
Fin del chiste zen.
Chiste Zen 2
Un hombre decide convertirse en un monje Zen, así que se va a Japón y pide entrar a un templo.En el monasterio el abad le dice que deberá obedecer todas las reglas sin preguntar y que cada 10 años se le permitirá decir sólo dos palabras.
10 años más tarde el joven monje es llamado por el abad, que le permite decir sus dos palabras.
El monje dice:
-Mala comida.
Pasan otros 10 años y el monje le dice al abad sus siguientes dos palabras:
-No calor.
Una década más tarde el monje se levanta y dice:
-Me largo.
Entonces comienza a salir del templo. Uno de los monjes alza la mano para llamarlo, pero el abad lo detiene y le dice:
-Deja que se vaya, en los últimos treinta años no ha hecho más que quejarse.
Chiste Zen 3
El monje zen del primer chiste va a comprar otro perrocaliente y vuelve a pedirlo "con todo"
El vendedor le entrega la comida y el monje le paga con un billete de cien. El vendedor guarda el billete.
El monje zen pregunta:
-¿Dónde está mi cambio?
El vendedor contesta:
-El cambio debe venir de tu interior.
Fin del chiste zen.
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Buenos chistes gracias por compartir
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